«Que mi rutina eres tú.
Sabes que me tienes, dime que sí…»
Otra nota en mi buzón.
Ya suman demasiadas y aún no sé quien se esconde tras ellas.
La letra es bonita, no sé de grafología pero puedo jugar a intuir. Buena ortografía, trazo firme, ligera curvatura hacia la derecha, puntos suspensivos. Ni idea. Me quedo igual que estaba.
Me gustan sus palabras.
Seducen. Envuelven, acarician mi piel.
Que ganitas de decirle a este misterioso desconocido «sal de ahí, alarga tus sentidos y rózame con tu tinta.»
Recuerdo la primera vez. Una nota envuelta en un sobre pequeño, blanco y perfumado. Sin remitente ni destinatario.
«Hoy estabas muy linda, el sonido de tus tacones al bajar las escaleras erizaron mi piel y otras cosas. Me gustaría verte danzar sobre ellos a mi alrededor. Te beso»
Así, sin firma ni nombre, solo con una sutil declaración de intenciones.
Y lo dejé pasar, tal vez se trate de un bromista, alguien que se aburre demasiado- pensé.
La segunda nota llegó a la semana exacta de la primera. Esta me sorprendió más, porque entendí que si era una broma estaba resultando demasiado pesada, y si no lo era. Que era y quien estaba detrás de todo esto? Me asusté un poco, lo reconozco.
«Hazlo realidad, ven, te espero esta noche. En verdad, te espero todas las noches. Te abrazo, muy cálidamente…»
Según la iba leyendo un escalofrío recorría mi tembloroso cuerpo. Inseguridad, expectación, excitación al mismo tiempo.
Esa mañana acabé pronto de trabajar y al regresar a mi casa recuerdo que me crucé con alguien en el portal a quien nunca había visto antes. Le miré, me miró y lo hizo de manera inquietante. Atractivo, elegante. Y si fuese él?- pensé.
Al rato, me fijé que una mujer le hacia señas desde el coche.
Relájate. Me dije a mi misma.
El resto de los días transcurrieron igual, sigilosamente observaba a los vecinos con los que me cruzaba, miraba el buzón impaciente , y mis madrugadas se tornaron en imaginar multitud de maneras de coincidir con este anónimo seductor. Y la imaginación se convirtió en calor. Mis sabanas comenzaron a ser fieles testigos de el ansia y provocación que iban creciendo en mi cabecita. Sus palabras , sus letras acariciaban mi piel, casi rozando mi alma. Podía sentir como sinuosas se introducían entre mis piernas y revoloteaban hasta hacerse un hueco, húmedas tan y tan cálidas .sus letras en mi sexo, relamiendo mis interrogantes.
«Sabrás encontrarme cuando desees estar conmigo»
Domingo lluvioso en Madrid y una nueva nota en el buzón. Creí que no habría más, esta vez el ritmo había variado. Casi un mes y medio desde la ultima comunicación, unilateral eso si, pero comunicación.
Sonreí, me alegre de que este tortuoso juego siguiese. ¿Hasta cuando? Ni idea. Supongo que eso era lo que me atraía. Lo que me excitaba sin duda, eran sus palabras y el imaginar en que situación , en que momento del día o de la noche escribía la nota que después depositaria en mi expectante buzón.
«No son solo letras, soy yo derramándome entre líneas…»
Esta no se hizo esperar demasiado, a los 5 días de la ultima. Mejor, para mi debilitada impaciencia.
Cogí la nota con urgencia, cerré el buzón y comencé a andar.
Como con urgencia. Como queriendo encontrar algo. El aire frío de Diciembre se colaba entre mis piernas. Bajo el vestido, traspasando las medias, subiendo y llegando a mi intimidad. La gente paseaba medio congelada por las calles, con bufandas y gorros y yo andando con mi vestido corto, tacones y este calor que lleva su nombre, como quiera que se llame.
Deseo. Calor. Humedad.
El viento roza mis labios y son sus dedos quienes lo hacen en realidad.
Los entreabren, los besan , acarician y muerden mi imaginación.
Y así pasó una semana más. Eternas 24 horas.
Tras la nota de hoy he decidido mover ficha.
He dejado un post-it en mi buzón, espero que alcance a leerlo él y no cualquier vecino con alma de voyeur.
«Vamos valiente, sube a mi casa esta noche. Te espero abierta, la puerta también «…
…
Sigue el relato en:
https://www.patreon.com/LaraSanz
601 44 61 93
Copyright©2016-21L.S.