“Lo desconocido es una abstracción,
lo conocido es un desierto
pero lo vislumbrado es un campo abonado
para que ondule el deseo y la alucinación”
(Sartre)
Él se encuentra en la oficina.
Tal y como le dije, debería reservar un momento del día donde supiera que iba a estar solo,
sin demasiados ruidos alrededor.
Se encierra en su despacho. Baja las persianas de las pequeñas ventanas que dan al pasillo exterior.
Rememora mentalmente la última vez que nos vimos.
Respira.
Se sienta en el sillón de piel marrón.
Puede escuchar como en el exterior hay voces, lejanas, incoherentes. No presta atención.
Enciende un cigarrillo.
Apenas lo toca, deja que se consuma sobre el cenicero.
Impaciente.
Se desabrocha la cremallera del pantalón.
Se deshace de la camisa blanca dejándola caer sobre la alfombra verde.
Ha abierto el cajón del escritorio. Saca un aceite, de almendra, tal y como le indiqué.
Lo huele.
Respira.
Se apodera de su miembro con la mano derecha, con calma. Suavemente empieza a acariciarlo.
Lo unta de aceite, se deleita en ello minuciosamente.
Recuerda como has de tocar la punta-le dije en su momento-con suavidad.
Y con su dedo pulgar se demora en la caricia.
Inspira.
Lo humedece con saliva. Con la mano izquierda agarra fuertemente sus testículos.
Los aprieta.
Casi puede sentir que es mi mano la que con delicadeza y seguridad quiere adueñarse de ellos.
Suspira.
-Que dure, hazlo largo-le recalqué.
-Y…cierra bien la puerta-
Pero no lo hizo.
Maria, la nueva secretaria en prácticas debía llevarle un informe urgente, y al ver la puerta entreabierta supuso que podría entrar sin llamar.
Abrió lentamente la puerta. Sigilosa. Como temiendo molestar, se asomó ligeramente.
Y lo vio. De perfil. Elegante. Varonil y entregado a su placer.
Ella se quedó parada, con la respiración desorientada.
Humedeció sus labios.
El sigue con sus movimientos cada vez más rápidos, cada vez con más urgencia.
Abre su boca mientras mantiene sus ojos cerrados.
Ella se siente turbada, excitada. No sabe por qué no puede separarse de esa puerta.
Olvida que está allí, de pie, observando a su jefe, con su camisa blanca de generoso escote y su mini falda gris tableada.Con unas medias recién estrenadas oprimiendo sus muslos.
Comienza a agitarse.
Nota sus pezones como queriendo salir de la camisa.
Lleva su dedo índice a su boca, toca sus labios, humedece el dedo y vuelve a rozarlos.
Él se agita con más fuerza. Violento.
Oprime sus testículos.
Rápido.
Tiembla.
Se deja ir.
Fluye.
Gime en un grito contenido de placer que le cuesta silenciar.
Ella, húmeda y turbada lleva su mano al cabello, se deshace de la coleta que la oprime.
Pasa la lengua por sus labios, se relame.
Y con la última imagen de él se dirige excitada y tímidamente hacia el baño…
L.S.
Copyright©2016-20L.S.
2 respuestas a “In Out”
Me encanta….
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