Me has dicho que vas a venir y te he dicho que te voy a esperar.
Desnuda.
A solas con la piel, en la intimidad de mi alcoba. Con la ventana abierta dejándome acariciar por los primeros rayos de sol.
Me he quedado detenida en el tiempo al escuchar tu voz. Mis dedos han cobrado intención y vida instantáneamente en cuanto has colgado el teléfono.
Te espero.
Aqui, desnuda, sobre las sábanas de seda que un día me regalaste.
Mi mano derecha busca perderse entre mis muslos. Noto la calidez que te aguarda impaciente.
Ven.
La mano izquierda se hace la despistada bajo la almohada, se desenfunda y dirige las yemas de mis dedos a revolotear sobre mis pezones. Suaves, se adhieren con ligeros pellizcos, como sé que tú harás minutos después.
Noto la temperatura del sol salpicando mi cuerpo, me dejo hacer. Abro más las piernas para él. Es como si fueras tú, descarado, mirándome fijamente. Susurrándome: -así, ábrete más para mí-
Mi dedo corazón se desliza por entre la humedad de mi sexo, profundiza. Ligero, seguro.
Me estremece.
Mis caderas se llenan de palabras y caricias. Se impacientan.
Te buscan.
Te busco.
Te he dicho que te espero, desnuda, hambrienta, y así estoy.
Ven, ven y desordena estas sábanas.
…
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Una respuesta a “Mi fantasia textual es que me comas, y punto.”
Ven… vendrás?
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