Quiero escribir y me sale espuma.

Que nadie lo roce
ni siquiera el viento, bueno si, el viento sí.
Él puede meterle mano, estrujarle, escupir caricias sobre su piel que es mía.
Esculpirle goces nuevos, que no dejarán de ser placeres míos también.
Pero el viento…
Será casi como mi aliento sobre su piel erizada de tanto esperar.
Como su sexo impaciente cuando se estremece ante la más sutil de las caricias accidentales. Imprudentes.
Improvisadas.
Arrasadoras.
Regarle con mi saliva.
Gota a gota.
Sería como soplarle hasta quedarme sin aliento.
Y seguir soplando con sabor a brisa de junio.
Ganas a ganas.
Mientras tanto, el aire…
Ahí fuera, esperando-nos.
Y él, desnudo frente al ventanal abierto, cumpliendo mis ordenes.
La noche al otro lado.
Me acerqué a su inmovilidad.
Le agarré sus musculadas nalgas, me perdí entre su pecho y apreté sus pezones.
Siente la brisa en tu piel-le susurré.
Cerró los ojos y respiró.
Lento. Excitado.
Dejándose hacer.
Fijé sus muñecas a la barandilla de la ventana con unas gruesas esposas.
Abrió los ojos.
Acaricié su espalda con mis dedos llenos de uñas rojas afiladas.
Se estremeció.
Mi lengua fue bailando sobre las huellas de los recién estrenados arañazos.
Inclínate hacia adelante- le dije con suavidad.
Humedecí mis dedos y el juguete que guardaba escondido bajo la lencería negra.
Lentamente los pasé por mi boca de labios rojos y expectantes.
Ahora siénteme- le dije bajito, a modo de caricia.
Apreté sus nalgas, abrí sus piernas con mi rodilla, agarré fuerte su polla y al tercer suspiro me metí en su cuerpo, que es ya, mi pertenencia.
Un dedo, dos…
Y el plug de tamaño perfecto.
Su respiración se aceleró. Casi tanto como el viento que ahora nos golpeaba en el rostro de puro vicio y excitación.
Soy tuyo- me repetía moviéndose ligeramente.
Ahora más dentro aún- le susurraba a la altura de su nuca sudorosa.
Y apreté el plug con todas las ganas comprimidas en un solo movimiento.
El viento…veloz, impaciente, sediento. Pidiéndonos más.
Le agarré fuerte su polla perdida en algún «no pares» y cuando no pudo más, paré.
Algún sonido indescriptible salió de su garganta, me dio igual.
Tiré con suavidad o no, de su pelo tan rizado como oscuro.
Volví a agitarle rápido, fuerte,
sin demora.
Él navegó entre ríos de imágenes, sensaciones y urgencias.
Yo, satisfecha
y manchada de miel y esperma.

«Le dije: sé, y fue, tal y como yo le concebí»

Copyright©2016-20L.S.

5 respuestas a “Quiero escribir y me sale espuma.”

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